Ya se que es algo psicológico. Que el tiempo es algo continuo y que no hay ruptura entre un año y otro pero siempre me cuesta pasar la página del viejo al nuevo. Y no por añoranza del 2013 que ya en Septiembre, ó Junio mismo, hubiera celebrado su Nochevieja, sino es un problema de arranque, de buscar el equilibrio entre lo que quiero mantener y lo que que deseo cambiar.
Hasta en el blog me pasa eso. Tengo al demonio (por supuesto con look de Prada) en el hombro izquierdo susurrándome "si no te quedan ideas", (y tras cuatrocientas entradas cierta razón le doy), pero también tengo al angelillo de mi diestra sugiriéndome proyectos sin parar (lo que no se si es peor).
Claro que esa es mi excusa oficial para los días que he estado en silencio. Mirar las imágenes, me he descubierto. A esto y más me he dedicado estos días.
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