La Barraca

En mi vida hay muchas barracas. El libro escolar de lectura obligada, la  de tiro en la feria donde la desacertada puntería del acompañante frustraba la ilusión del peluche por el ya repetido llavero, las multitudinarias donde reponer fuerzas durante las Fiestas de Primavera, pero sobre todo, la que más he vivido, La Barraca en la que la profesionalidad de Quique y su plantilla han ido haciendo de esta antigua casa veraniega, estratégicamente enclavada entre la playa y el puerto deportivo, un referente en la Dehesa de Campoamor donde cada momento, en alguna de sus terrazas o en la intimidad del interior, encuentra su espacio.

La escapada de la arena en busca del refrescante quinto, disfrutar frente al mar sus especialidades de arroces o sus famosas berenjenas y brochetas, tomar el café y la tranquila copa vespertina en una de sus terrazas y  la cena en otra buscando la brisa en las noches calurosas de verano mientras se confunden  el romper de las olas y el tintineo de los aparejos de los barcos.

Sencillamente sabor Mediterráneo, sencillamente La Barraca.

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